La preocupante evolución de la deuda pública española: una tendencia que no cesa.
Introducción: Un problema que crece
La deuda pública en España no ha dejado de crecer en las últimas décadas. Lo que en su momento fue un porcentaje relativamente bajo ha pasado a ser uno de los graves problemas económicos que afrontamos. Saber cómo hemos llegado hasta aquí resulta primordial para poder anticipar riesgos y reflexionar sobre qué hacer para intentar frenarla.
Deuda pública en España: cinco décadas de continuo ascenso.
En los años ochenta la deuda pública representaba poco más del 16.11 del PIB; sin embargo, las circunstancias económicas que han pasado y que aún siguen configurando nuestro presente han llevado esa cifra hasta superar el 105% en el año 2023. La tendencia no es consecuencia de un solo evento, sino de una concatenación de crisis entreveradas con decisiones políticas que han ido configurando nuestro presente.
La crisis financiera del 2008.
El año 2008 marcó un punto de inflexión. Hasta este año la deuda era inferior al 40%. El rescate bancario, el incremento del gasto público y la disminución de ingresos la elevaron rápidamente al 90% en el año 2012. La recuperación fue lenta y el endeudamiento pasó a ser una de las características estructurales del presupuesto.
La pandemia de 2020: nuevo jarro de agua fría para las cuentas públicas.
La llegada del COVID-19 acentuó estre problema. Los ERTE, el aumento del gasto sanitario y los programas de apoyo económico incrementaron de forma extraordinaria el endeudamiento. Aunque estos gastos eran necesarios, también favoreciron el aumento de deuda per cápita y llevaron al Estado a niveles históricos de financiación externa.
| Fecha | Deuda total (M.€) | Deuda (%PIB) | Deuda Per Cápita |
|---|---|---|---|
| 2023 | 1.575.372 | 105,10% | 32.396 € |
| 2022 | 1.504.105 | 109,50% | 31.304 € |
| 2021 | 1.429.404 | 115,70% | 30.101 € |
| 2020 | 1.346.916 | 119,30% | 28.417 € |
| 2019 | 1.224.364 | 97,70% | 25.867 € |
Estos son algunos de los factores que justifican el incremento de la deuda.
El incremento de la deuda no se debe a una única causa. Diferentes dinámicas económicas y presiones políticas la explican.
Crisis económicas profundas
Las crisis de 2008 y 2020 obligaron al Gobierno a poner en marcha políticas excepcionales para evitar el colapso social y empresarial.
Creciente peso de las pensiones
Una cantidad significativa del presupuesto está destinada a pagar las pensiones. Es complicado políticamente y muy arriesgado socialmente reducir esta cifra.
Crecimiento económico débil
La dinámica de la economía no ha compensado el incremento del gasto y la caída de ingresos en épocas de crisis.
Tipos de interés altos
Aunque en el momento actual son menores, los tipos altos aumentan el coste de financiación, y por lo tanto se tiene que reconducir recursos hacia el pago de intereses.
Estructura del gasto público
España conserva algunas partidas presupuestarias discutibles que se podrían eliminar sin afectar servicios básicos.
Consecuencias de una elevada deuda.
Una elevada deuda pública tiene efectos inmediatos:
Financiarse resulta mucho más caro.
Reducción del margen fiscal para futuras emergencias.
Aumento de la vulnerabilidad ante eventos geopolíticos inesperados.
Se aumenta la dependencia de inversiones internacionales.
Aunque la situación española no es comparable a la griega del año 2010, la referencia permanece como recordatorio de los riesgos de un endeudamiento irracional
Y… ¿Cómo se puede revertir esta tendencia?
No existe una varita mágica. No obstante sí que existen algunos caminos que otros países han seguido con éxito:
Revisar y recortar gasto no esencial.
Mejorar la eficiencia del gasto público.
Estimular el crecimiento económico sostenido.
Evitar duplicidades administrativas.
España podría aprender de las economías europeas que han sabido frenar el crecimiento de su deuda con disciplina fiscal y con reformas.
Conclusión: un reto que necesita responsabilidad.
La evolución de la deuda pública española es preocupante y no se puede ignorar. Su control requerirá valentía, liderazgo presupuestario y visión a largo plazo. Cuanto más tarde se tomen las decisiones, mayor será el coste que acabarán asumiendo las próximas generaciones.